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Ataques de pánico vs. trastornos de pánico: lo que necesitas saber

Ataques de pánico vs. trastorno de pánico: lo que necesitas saber

Un corazón acelerado, sentimientos de fatalidad inminente y sensaciones de ahogo o sofocación son todas razones por las que los ataques de pánico y el trastorno de pánico pueden ser muy aterradores e incómodos. 

Como resultado, las personas que experimentan ataques de pánico repetidos a menudo se vuelven ansiosas y preocupadas por tener otro ataque y pueden hacer cambios en su estilo de vida para evitar tener ataques de pánico. Este comportamiento es indicativo de trastorno de pánico.

Muchas personas tienen miedo o se sienten avergonzadas de contarle a alguien sobre sus ataques de pánico, incluidos sus médicos y seres queridos. 

Es esencial saber que:

  • Si estás sufriendo
  • El trastorno de pánico es real
  • Respondes muy bien al tratamiento.

Si sospechas que tu o un ser querido puede estar sufriendo ataques de pánico o trastorno de pánico, esto es lo que necesitas saber.

Comprender los ataques de pánico y el trastorno de pánico

Un ataque de pánico es una reacción física intensa acompañada de sentimientos de miedo que aparecen de repente y pueden durar varios minutos. Cuando tienes un ataque de pánico, puedes sudar profusamente, sentir que te falta aire y experimentar dolores en el pecho que pueden parecer como si estuvieras sufriendo un ataque cardíaco. Si has sufrido cuatro o más ataques de pánico o vives con miedo de sufrir otro ataque, es posible que tengas un trastorno de pánico.

¿Cuáles son los síntomas de un ataque de pánico?

Un ataque de pánico es la aparición repentina de un miedo o malestar intenso que alcanza un punto máximo en cuestión de minutos e incluye al menos cuatro de los siguientes síntomas:

  • Palpitaciones, palpitaciones o ritmo cardíaco acelerado
  • Transpiración
  • Temblor o sacudida
  • Sensaciones de falta de aire o asfixia.
  • Sensación de ahogo
  • Dolor o malestar en el pecho
  • Náuseas o malestar abdominal
  • Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
  • Escalofríos o sensaciones de calor
  • Parestesia (sensación de entumecimiento u hormigueo)
  • Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
  • Miedo a perder el control o “volverse loco”
  • Miedo a morir

¿Cuándo los ataques de pánico se convierten en un trastorno de pánico?

A una persona se le puede diagnosticar trastorno de pánico si experimenta ataques de pánico repentinos y repetidos, una sensación de estar fuera de control, de muerte o de fatalidad inminente durante un ataque de pánico. También se le puede diagnosticar trastorno de pánico si experimenta una preocupación intensa sobre cuándo o dónde ocurrirá el próximo ataque de pánico y teme o evita lugares donde hayan ocurrido ataques de pánico en el pasado durante 30 días o más.

¿Qué causa un trastorno de pánico?

Aunque la investigación no ha determinado completamente por qué algunas personas desarrollan trastorno de pánico, los investigadores creen que la enfermedad puede ser causada o desencadenada por uno o una combinación de factores genéticos o hereditarios, una respuesta de “lucha o huida” más sensible, una alteración en las vías neuronales del cerebro, un evento vital estresante o estrés y trauma infantil.

Cuándo buscar ayuda

Visita a un médico si has estado experimentando síntomas de trastorno de pánico. Al principio, puede resultar difícil hablar de tus sentimientos, pero recuerda que tu médico está allí para ayudarte. Hablar abiertamente sobre tu afección es el primer paso para controlar de forma saludable tus síntomas.

¿Cómo se diagnostica un trastorno de pánico?

Lo primero que debes hacer es hablar con tu médico sobre tus síntomas. Tu médico te realizará un examen y te preguntará acerca de tu historial médico para asegurarse de que un problema físico no relacionado no esté causando tus síntomas. Tu médico puede derivarlo a un especialista en salud mental, como un psiquiatra o un psicólogo.

Se puede diagnosticar trastorno de pánico si tiene ataques de pánico regulares e inesperados seguidos de al menos un mes de preocupación continua o inquietud por tener más ataques.

Si sufres ataques de pánico pero no te han diagnosticado un trastorno de pánico, igualmente puedes beneficiarte del tratamiento. Si los ataques de pánico no se tratan, pueden empeorar y convertirse en un trastorno de pánico o fobias.

¿Cómo se trata un trastorno de pánico?

Una vez que se ha establecido un diagnóstico, el trastorno de pánico generalmente se trata con terapia, medicación o ambas. Habla con tu médico sobre la mejor opción de tratamiento para ti.

Terapia: Un tipo de tratamiento llamado terapia cognitivo conductual (TCC) es especialmente útil como tratamiento para el trastorno de pánico. La TCC te enseñará diferentes formas de pensar, comportarte y reaccionar ante los sentimientos que surgen con un ataque de pánico. La TCC puede ayudarte a tomar conciencia de patrones de pensamiento imprecisos o negativos para ver las situaciones desafiantes con más claridad y responder a ellas de manera más eficaz. Los ataques pueden comenzar a desaparecer una vez que aprendas a responder de manera diferente a las sensaciones físicas de ansiedad y miedo durante los ataques de pánico.

Medicamentos: Los médicos también pueden recetar distintos tipos de medicamentos para ayudar a tratar el trastorno de pánico, según tus necesidades. Estos medicamentos pueden incluir:

  • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)
  • Inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN)

Los ISRS y los IRSN son antidepresivos que se utilizan habitualmente para tratar la depresión, pero también son útiles para los síntomas del trastorno de pánico. Los resultados de estos medicamentos no son inmediatos: pueden tardar varias semanas en empezar a hacer efecto. Estos medicamentos también pueden causar efectos secundarios, como dolores de cabeza, náuseas o dificultad para dormir. 

Estos efectos secundarios no suelen ser graves para la mayoría de las personas, especialmente si la dosis inicial es baja y se aumenta lentamente. La mayoría de las veces, los beneficios del medicamento superan los posibles efectos secundarios, pero habla con tu médico sobre los que puedas estar experimentando.

Debes trabajar en estrecha colaboración con tu médico para encontrar el medicamento y la dosis más adecuados para ti. Tanto la terapia como la medicación pueden tardar un tiempo en hacer efecto, así que no abandones el tratamiento demasiado pronto. 

Seguir un estilo de vida saludable también puede ayudar a combatir el trastorno de pánico. Asegúrate de dormir lo suficiente y hacer ejercicio, comer una dieta sana y equilibrada y recurrir al apoyo de seres queridos en quienes confíes.

Martin Sanabria
Hola, soy Martín Sanabria, un ingeniero industrial apasionado por el liderazgo, el desarrollo humano y la economía. Tengo una maestría en gerencia y otra en desarrollo humano, así como un postgrado en economía. Me considero una persona creativa, curiosa y perseverante, que siempre busca superarse a sí misma y aportar valor a los demás. Tengo TDAH, lo que me ha enseñado a ver el mundo desde una perspectiva diferente y a aprovechar mis fortalezas. Me encanta leer y compartir mis ideas con otros, así como analizar y desarrollar proyectos a corto y largo plazo. Creo que las barreras solo están en la mente y que con visión, acción y compromiso se pueden lograr grandes cosas. En este blog, quiero compartir contigo mi visión sobre el liderazgo, el desarrollo personal y profesional, la economía y otros temas de interés. Espero que te guste y que te sirva de inspiración. ¡Bienvenido a visionlider.com!

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